El segundo premio del Niño toca a 52 barrenderos




      Los barrenderos millonarios vuelven al tajo

LOURDES S. VILLACASTÍN : La provincia (7/1/2011)
No había aún amanecido, pero los 52 trabajadores del servicio de Limpieza Viaria del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria agraciados con el segundo premio de la Lotería de El Niño del jueves y algunos compañeros a los que no les había tocado nada inundaron ayer de alegría los aledaños del teatro Pérez Galdós a primera hora de la mañana. A las siete menos cuarto se descorchó el champán antes de comenzar la jornada y Teresita del Niño Jesús Suárez Sosa, la barrendera que compró el 11.833 en la administración de loterías número 51 del centro comercial La Ballena, era alzada en volandas a gritos de "Teresita, Teresita, Teresita" por sus compañeros. A media tarde, acudían a la delegación de Loterías y Apuestas del Estado para recoger el cheque con el dinero.



El gremio de la limpieza parece estar en racha en este sorteo de El Niño, con el que ha comenzado el año ya que ocho limpiadoras de las instalaciones del Institución Ferial de Canarias (Infecar) se han embolsado 100.000 euros al comprar un décimo de este segundo premio que ha envuelto de millones a la isla. 

El Gordo pasó de largo, pero El Niño dejó 30 millones de euros gracias a los 180 décimos que repartió el lotero Carlos Miguel Ojeda Pérez. La mayoría de ellos entres familias trabajadoras y con grandes apuros económicos.

Bocinas
Un cuarto de hora antes de que las cuadrillas de limpieza del Consistorio salieran a Marzagán y Siete Puertas, dos de los lugares de la ciudad por donde ayer tenían que pasar la manguera y la escoba, los trabajadores se abrazaban y gritaban "oé, oé, oé" en las cocheras de las guaguas mientras los conductores de las cubas hacían sonar las bocinas. 

Los 52 trabajadores jugaron 16 décimos del segundo premio y 10 décimos del 30.744, por el que obtuvieron un reintegro. En total, 1.600.000 euros. La mayoría, "tapará agujeros" ya que cada uno se llevará unos 30.000 euros.

Un conductor, que no quiso dar su nombre, a punto de saltárseles las lágrimas, comentaba que había sido un año muy malo para ellos porque como empleados del Ayuntamiento se les había rebajado un 5% el sueldo por la crisis económica después de varios años de congelaciones salariales.

"Nos han bajado un 5% como si fuéramos funcionarios cuando aquí la mayoría no llega a los 900 euros. Todos los meses estamos apretados. La gente cree que ganamos dinero, pero yo llevo 27 años trabajando en la empresa y con los descuentos tengo un sueldo de 1.100 euros", explicaba emocionado y al mismo tiempo reivindicativo.

La clásica hipoteca
A Pedro González, el dinero le dará un respiro. En junio se le acabará el contrato que tiene por un año y tres meses después de estar 17 meses parado. "Llevó así diez años porque desde 1994 no se convocan oposiciones", decía. Con el premio tapará agujeritos, "la clásica hipoteca y algún caprichito como un viaje a la una isla con mi mujer y mi hija; se lo merecen".

Norvia Liyo está en la misma situación de trabajo que su compañero Pedro. La noticia de que habían sido agraciados con el segundo premio la pilló tomándose un café en un bar mientras hacía un receso durante el trabajo. "Teniendo trabajo ya hay de todo", aseguraba más tranquila que el resto de sus compañeros. Ella guardará el dinero para cuando se acabe el "contrato".


































































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