Las cuatro hermanas


Autor: Maureen Lee.
Título: Las cuatro hermanas.
Editorial: Maeva.
ISBN:978-84-92695-03-4.
Cubierta: Hanna Monika.



Maureen Lee nació bajo los bombardeos alemanes en plena segunda guerra mundial, cerca de Liverpool. Un nacimiento muy novelesco para una carrera que empezó tarde, pero que ha cosechado un enorme éxito. Al situar la mayor parte de sus relatos en su Liverpool natal, Maureen Lee ha creado un vínculo muy fuerte con las lectoras de su país gracias a su capacidad para crear grandes historias familiares centradas en personas comunes. Galardonada con numerosos premios literarios, es una de las autoras más apreciadas por las lectoras de sagas familiares.  El éxito de Las chicas de septiembre y de Bailando en la oscuridad, también publicadas en España, demuestra que su calidad como narradora también está conquistando a sus lectores de nuestro país.


Kitty McCarthy es una joven inconformista en el Liverpool de los años 1950. Lo único que tiene claro es que no quiere llevar la vida de sus hermanas y la de la mayoría de chicas de su entorno. Kitty tiene varias hermanas mayores y conoce demasiado bien lo que le espera a una chica como ella: tratar de sobrevivir en ese entorno industrial y gris, casarse con un chico trabajador, y en el mejor de los casos honesto, e ir criando a sus hijos. Kitty tiene otros planes, que pasan en primer lugar por su independencia. Pero la vida tiene sus propias reglas y las cosas no siempre salen según lo planeado.




Grace me llamó anoche para decirme que Faith se había marchado y que Hope iba a subirse a su escoba y volar hasta casa, aunque esas no fueron sus palabras exactas.

Los puntos para mi eran reconocibles quedaron envueltas por la niebla. Me pareció que paraba y volvía a arrancar mil veces hasta que, gracias a algún milagro, me di cuenta de que estaba en Bootle y conduje por las calles sucias hasta Opal Street.

La carta seguía: "No soy tan aventurera como pensaba. Al menos, California es limpio y la gente habla inglés, aunque sea con acento estadounidense".

La casa apestaba a polvo y a viejo, y no habían cambiado la decoración desde Maricastaña. Las cortinas de la sala de estar eran poco más que hilachas y el suelo de linóleo estaba lleno de agujeros. Había montones de bolsas de plástico llenas de ropa vieja y platos rotos. Ada le dio una patada a una de ellas.
- Esto es para los de la basura.







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